sábado, 25 de junio de 2022

Olímpico


López Maya colocó las manos separadas a la misma distancia de los huesudos hombros y las apoyó sobre la yema de los dedos. A su vez, dejó los brazos perpendiculares y extendidos. Luego, la rodilla izquierda la apoyó en el suelo y dejó la otra en el aire hasta subir la cadera ligeramente sobrepasando el triángulo donde se articulan la clavícula y el húmero. Casi listo, desplazó los hombros hacia adelante para crear el desequilibrio necesario con tal de romper la inercia de la salida.

Es la carrera de tu vida, le repetía una voz circunspecta. Fue cuando miró a sus rivales.

El peso del cuerpo cayó sobre las manos, mientras los pies hacen presión sobre los tacos de apoyo. Tomó aire y lo retuvo. Todos sus músculos se tensionaron por el esfuerzo preliminar. Se dio cuenta que, ahora, sus manos soportan la mayor parte del peso de su cuerpo y el pie adelantado casi el resto.

Es la carrera de tu vida, le volvió a repetir aquella voz prudencial. No miró a ninguno de sus rivales. El juez levantó el brazo como señal que anticipa el pistoletazo.

López Maya, hizo presión con las piernas sobre los tacos (primero lo hizo con la pierna retrasada). La pierna adelantada la extendería al adelantar la rodilla posterior. El brazo correspondiente al de la pierna adelantada lo dirigió adelante mientras el otro dejó atrás.

Es la carrera de tu vida, pero por la tensión no escuchó aquella voz interior.

Sonó el disparo.

Con los primeros pasos incrementó la velocidad, gracias al aumento progresivo de la amplitud de sus piernas. La mirada y el tronco se fueron levantando paulatinamente. Todavía no era tiempo de adoptar una posición normal de carrera, lo haría a los diez o quince pasos. Milésimas de segundo después, sus adversarios ya no estaban detrás suyo. Era evidente que les había sacado una considerable distancia. Una sonrisa afloró en señal de su innegable triunfo.

La carrera de su vida no fue tal cuando las motoneuronas le ordenaron a sus músculos seguir en zigzag.

6 comentarios:

  1. El mensaje neuronal no funcionó con corrección.

    Saludos.

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  2. Alguno de los imprevistos hacen pasar ratos desconcertantes. Saludos.

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  3. Tan perfecta coordinación que parecía que tendría. Nunca falta una sorpresa.
    Saludos.

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  4. A veces no se puede confiar en si mismo. Porque hay una parte de la propia persona, que conspira, en momentos inoportunos.
    Bien contado. Saludos.

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    Respuestas
    1. La confianza es una daga en las manos de alguien ¿No te parece? Saludos.

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