Esa mañana un
grupo de técnicos fueron a revisar el ascensor de la duma departamental. Al abrir
la puerta del elevador encontraron el cadáver de un hombre vestido de traje
entero. Al verlo, los operarios se preguntaron por qué estando muerto, aquel hombre seguía sonriendo. Ante el llamado urgente, las autoridades iniciaron la investigación
sobre cómo acabó aquel individuo en esas circunstancias, toda vez que el ascensor
llevaba varios meses sin utilizarse.
En principio, las investigaciones pasaron a ser una ecuación imposible de
resolver a pesar de todas las pruebas halladas. Pero los sabuesos fueron
perseverantes y pudieron darse cuenta que, investigar es poder ver lo que todo
el mundo ha visto.
Fue así como descubrieron que, de la avalancha de votos lograda por el entusiasmo corrupto que despertó el difunto aspirante a ocupar uno de los escaños
de la asamblea, una papeleta en
forma de puñal de papel, fue la que acabó con la vida del político.