"Entrar en un libro es lo mismo que adentrarse en un paisaje, en un vasto paraje de silencios y nieblas, en una profusa geografía de selvas y músicas. Pero dejar que un buen libro después de fluir entre la vigilia y el sueño logre desembocar en nuestro corazón, es aún más revelador, pues de esa experiencia surgen el conocimiento y el asombro.
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Los protagonistas de estas historias no son los grandes hombres que fulguran y pisotean los cielos de Colombia, los dueños del poder, sino los hijos de las sombras, los condenados de la tierra, los eternos olvidados. Aquí yace en estas historias un verdadero ejército de jirones humanos, de rostros que ya fueron enterrados en el panteón del olvido, el sordo tropel de los "ninguneados". Decía Marcel Proust que "la creación del mundo no ocurrió al principio de los tiempos, ocurre todos los días". Los creadores literarios, por supuesto, los viejos alquimistas de las sílabas, no hacen otra cosa que recrear la realidad. Pero para ver la realidad se requiere mucha imaginación, nos recordaba Rulfo. Y para ello, como nos dice Guillermo en uno de sus cuentos, "Ver es más que mirar".
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Quizá nuestro escritor puede ser considerado un exponente del neorrealismo o del Realismo Sucio, que busca que la vida, cotidiana no se llene de amnesia, de olvido, que vive en la eternización del recuerdo, reviviendo las imágenes del silencio y el fuego, sacando de los abismos del tiempo a los hombres solitarios, aplastados por la soledad, aletargados por la insensibilidad. Por una inhumanidad pesarosa, por un largo olvido lleno de púas".
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Quizá nuestro escritor puede ser considerado un exponente del neorrealismo o del Realismo Sucio, que busca que la vida, cotidiana no se llene de amnesia, de olvido, que vive en la eternización del recuerdo, reviviendo las imágenes del silencio y el fuego, sacando de los abismos del tiempo a los hombres solitarios, aplastados por la soledad, aletargados por la insensibilidad. Por una inhumanidad pesarosa, por un largo olvido lleno de púas".
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Del ensayo escrito por Arley Betancourth Martínez