Ignoro de dónde procedo, ni dónde me encontraba cuando me trajeron aquí. Tampoco sé quien lo decidió, y muchos menos, la razón. Es más, no creo que alguien lo solicitara. Lo cierto es que estoy aquí, sin saber a qué he venido; o si es el caso, a qué me trajeron a este lugar que no termino de conocer.
Hace poco, leí que estar vivo es la verdadera prueba para regresar a nuestro verdadero lugar de origen. Por lo que he padecido, yo si creo que aquí es donde nos purificamos, mientras que allá de donde me enviaron es donde realmente se nace o se es.
Aquí estoy, desconociendo mi pasado, mi procedencia, mi verdadera lengua, mis ideales. ¿Acaso todo esto fue a título de una herencia desconocida o de un tesoro acumulado por quienes me antecedieron y que ahora yacen en sus sepulcros?
Sí, me encuentro en la encrucijada de la vida, sin conocer a fondo sus propios escondrijos, sus callejones sin salida, sus pozos, o sus oscuras puertas atrancadas.
Una encrucijada de la que no te va a sacar nadie, hay que saberse buscar el camino correcto para salir lo más airoso posible.
ResponderBorrarUn saludo.
No soy yo, es el personaje que, en esta ocasión, apenas se identifica como un todo. Saludos.
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