sábado, 27 de junio de 2020

Reto



Muchos años después, cuando quiso escribir su autobiografía, recordó que tenía la rara virtud de no existir por completo.

Descenso


 
Se les dio permiso para descender con sus cantos y callar al reguetonero de aspecto ceniciento de al lado. Los querubines se unieron al grotesco ritual. 

sábado, 20 de junio de 2020

Crepitar de máquinas



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La revista Brevilla ha publicado mi minicuento Crepitar de máquinas en su nueva edición "Brevirus". Página 88.

Lo pueden encontrar en:



Yo


Se acercó al espejo de los enigmas. Otro lo observaba. ¿Era el mismo que lo seguía siempre? Acabó por descubrirlo, era su yo como un sano elogio a la humildad.

domingo, 14 de junio de 2020

Destinos


Semblanza

Cuando quiso escribir su autobiografía, su memoria resultó poco fiable y el lenguaje que utilizó fue un sendero de trampas en las que cayó.

Novela

Cuando el destino comenzó a seguirlo, se ocultó debajo de las rocas. Pereció bajo ellas.


Finalidad

Después de muerto Malostratos; su viuda, convocó a sus deudos, porque el destino jamás liquidó sus cuentas.


Estoque

No solo era el verdugo, sino el hombre que terminaría colgado de su misma soga.


sábado, 6 de junio de 2020

Reescritura


Durante años, permaneció en silencio aguardando el día. Tal vez por eso, nunca perdió la esperanza de sentirse entre mis manos acariciadoras. Pero debió esperar unos días más; a que cesara este continuo agite de personajes que van y vienen, que entran y salen sin más.

Hoy, al caer las últimas sombras del día, o después de la opresión sentida en las desoladas y concurridas calles de la ciudad frecuentadas, Una lágrima y una estrella, de Darshan Singh, se desplegó ante mi como nueva revelación:


"Cuando pienso en la palabra escrita, mi mente se remonta al día en que Baují (mi padre), tomó mi pequeñita manos entre sus grandes y poderosos dedos y me enseñó como coger y rodar un cálamo por sobre una tablilla de madera (...) y así aprendiera el arte de la caligrafía. Eso era por allá en 1926. Ese mismo año, armándome de valor junté mis manos, para pedirle al gran Hazur Bada Sawan Singh de Beas que me bendijera con el don del Verbo (palabra), el mismo don que le había otorgado a mi Baují". 
 

Una vez leídos los poemas místicos de Darshan Singh pasaron a ser mi oportunidad de volver sobre lo escrito en el marco de la secuencia de sus páginas para convertirlos en haikus:

A cada paso,

más y más los viajeros,

la caravana


Abraza e irradia

tan solo al principio

aquel girasol


Los desolados

senderos otoñales

se acordonaron

 

Granos de arena

relucientes espejos

en el desierto


Ávidos ojos

cuando danza el vino

en toda copa

 

¡Oh!, ¿cómo dejar

la botella y la copa

en primavera?

 

Jarra tras jarra

el escanciador tasa

sobre la mesa


Del salteador de

caminos se amparó,

menos del guía

 

Esta es la noche

que no tiene amanecer

tenso corazón


Pasa la noche

y alborea el día, hay rocío

en cada acero