viernes, 24 de julio de 2020
sábado, 18 de julio de 2020
domingo, 12 de julio de 2020
Dos caras
domingo, 5 de julio de 2020
Eclipsada
La vasta ventana soportaba
los rayos del sol, que la hacían sentirse esplendorosa y única como ninguna
otra dentro de la parcelación campestre. Con el paso de las horas, del terso
azul, fueron apareciendo negros presagios por el paso apremiante de densas
nubes. Fue inevitable que aquella lumbrera dejara de captar la luz y de tener
el interior iluminado de la villa. Gruesas gotas de agua lluvia cayeron con
violencia sobre su cristal, centro de atención de los jardines ornamentales aledaños.
La ventana a punto de desfallecer, se quiso asegurar de las paredes que la
resguardaban, pero no logró hacerlo; por tanto, pensó que era inevitable ser objeto
de las murmuraciones de las recelosas ventanas que, por mucho que lo
intentaban, nunca podrían tener el ornamento que su creador le había conferido.
En cuestión de segundos, se sintió sucia. Muchas ventanas, las más cercanas,
convinieron que, por verse así, había perdido la capacidad de traslucir el
mundo de afuera para sus dueños, pues desde hacía tiempo estaba manchada, víctima
de un vaho que no era el suyo.