lunes, 4 de julio de 2022

Suicida


Esa soleada mañana, después de repasar el sin sentido de su vida, Felipe De Brigard se colocó la pistola en el hueso parietal, no obstante, una pregunta lo hizo desistir.

¿Pagué la factura del teléfono? Con la intención de dejar todo al día fue a verificar si la obligación tenía sello de «Cancelado».

Una vez regresó, tomó el arma en su temblorosa mano y cerró los ojos, apuntó a su cabeza, mas una pregunta se interpuso en su nueva intención.

¿Le puse la comida a los turpiales? Fustigado por una voz maternal que resonó en su mente, subió a la terraza y confirmó el deber cumplido.

Regresó a su aposento, y después de tomarse el último trago de güisqui, puso el arma en su parietal derecho, pero el frío del arma lo estremeció hasta los pies, tanto como un nuevo interrogante.

¿Cargué la pistola? Buscó la respuesta entre los retratos de sus extintos parientes, sin embargo, ante lo adusto de sus rostros, sus ojos se posaron en la semiautomática buscando una afirmación.

Felipe De Brigard, en pijama de seda y pantuflas forradas con peluche, sintió que un escalofrío se apoderó de él, aun así, cerró los ojos y tiró del gatillo.

—Clic, clic.

Loco de felicidad, salió corriendo de casa,  atravesó la congestionada avenida de Los Cauchos. Besó a su exsuegra, abrazó al cura que siempre lo sermoneó por exceso de pesimismo. Le dio en la frente un sonoro beso al usurero de Ramón. Gesticuló, quiso articular algo porque, al fin y al cabo, ese tampoco no era el día para morir.

6 comentarios:

  1. Nunca sabes cual será el día y es mejor no querer adelantarlo.

    Saludos.

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  2. Sin la duda permanente, no somos nada. A ber mañana con qué duda amanece.
    Saludoss

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    Respuestas
    1. Las dudas se pueden echar a dormir, pero de seguro, se tendrá un sueño intranquilo.

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  3. Parece que buscaba un pretexto para no matarse. Y los encontró.
    Por lo menos, vivirá un día más.
    Saludos.

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