sábado, 20 de julio de 2019

La hijuepucha muela




El bus se detuvo en medio de la nube de polvo que produjo cuando, Manuel y su mujer cargando sus pertenencias, le hicieron eufóricas señales con las manos para que se detuviera. Como pudieron abordaron el bus y se sentaron entre sacudidas y tropezones a los que se sumaba burlona la estruendosa radio del bus.

—Oiga, don Manuel, ¿qué le pasó en la cara? ¿Acaso la doña se dio cuenta de la querida y le pasó la navaja por el cachete? —preguntó Vicente dejando escapar una carcajada burlona. La mujer lo miró con odio en sus ojos. Vicente, se puso serio al entender la furia contenida en aquella mujer con quien a duras penas cruzaba un par de palabras.

—No, hombre, bruto que es uno por el desespero causado por un maldito dolor de muelas —explicó el viejo con rostro de excitación. Sucedió que yo tenía un dolor de muela el hijoepucha que no me dejaba tener la tranquilidad. Así que cogí un pedazo de nailon para pescar y se lo ensarté a la muela podrida que tenía. Hombre, sepa usted, que con dolor y todo el mismo hilo lo amarré a un naranjo y arranqué en pura con la finalidad de arrancarme de una vez la cariada esa, pero que va, la bendita muela no quiso salir, más bien el nailon me arrancó parte del bigote, por eso me lo corté, pero mire usted, Vicente, fue ahí donde me vine a dar cuenta de la media cortadurita que me hizo, —rieron Vicente y el viejo, éste se secándose las lágrimas que se le escapaban de los ojos.

—¿Y entonces qué pasó con la muela? —preguntó intrigado Vicente.

—Pues yo le tengo miedo a los alicates esos que utilizan los doctores, por eso yo nunca he ido a donde doctor alguno, yo mismo me curo. Por eso no me dejé joder de la muela, me la saqué volviéndola a amarrar a la rama de un palo y al tirarme desde lo alto me la arranqué. Eso sí no me pregunté dónde está la muela porque no supe dónde cayó la hijuepuerca esa. ¿Cierto mija? —interrogó a su mujer, pero esta no dijo nada.

—¡No lo puedo creer! ¿No la encontraron? Eso es mucho cuento, don Manuel. Usted es una persona seria, a otro no se lo creería.

El bus siguió avanzando entre metálicos estertores y curvas vertiginosas, mientras el conductor a través del retrovisor sumaba y restaba. No perdía de vista a nadie, recontaba porque en todo negocio es bueno desconfiar.

sábado, 13 de julio de 2019

Chiquito


Fue en una inusual madrugada, preñada de silencios y estrellas, que desperté pensando en ella. Le hablé, hablamos en el imaginario Bar Gijón, cerca de la playa de San Lorenzo.

Le referí mi abrupto despertar, mi tarea y me refirió otras cosas más que simulé entender, porque lo que realmente importaba era poder catar como suave vino ese acento inteligible suyo entre frases y expresiones que a esa hora, la suya allá y la mía aquí, estaban marcadas por el artesano del tiempo.

Reímos por momentos, por culpa de nuestras ocurrencias y por culpa de un lirón, pero cada vez más la escuchaba cerca, más cerquita de todos mis sentidos. Palabra va, palabra viene... dijo algo sobre el calor peninsular y yo del mío cuando en lugar de transpirar, suelo brillar.

Con pena, con pesar también, nos despedimos... fue entonces cuando escuché un singular "Adiós, chiquito". Ahí mismo empezó mi dulce tormento.

sábado, 6 de julio de 2019

Coco seco


Si no pasa un taxi me cogerá la tarde. ¿Quién es esa loca? Loca, loca, desquiciada del todo, principio del fin. Ya estoy en el principio, se acabó, estoy terminado, me voy. Voy a iniciar otra cosa, una nueva vida. Esta vez no dejaré nada sin terminar. ¡Taxi! ¡Qué más da? El que me vea así... Bueno, que me importa, Pascual, qué pascuales ni que nada. Cómo voy a encontrar taxi. Los amigos ya se fueron... Adiós, amigo. ¡Taxi! Por fin un armatoste. A la Terminal. Por ahí empecé. Llegué una vez por la Terminal ¡Por aquí, hombre... a la entrada del pueblo, que es la misma salida! Llegué solo. Llegué sin un centavo; me voy sin un puto peso en el bolsillo. Qué bonito día, ¿No le parece, patrón? Este friecito anuncia que va haber un sol... Agua y sol, lo mismo son.