sábado, 23 de octubre de 2021

Miniaturas

 


Durante aquellos años que se enclaustró en su propia casa, por cuestiones prácticas lo único que le importaba era su pasatiempo: hacer barcos en miniatura que metía dentro de botellas de whisky.

Cuando construía uno nuevo, lo levantaba en el aire haciéndolo mover a través de un océano imaginario. Era como si esa obsesión por los barcos lo llevara a interpretar el papel de un hombre abandonado en una isla desierta.

10 comentarios:

  1. Beber tanto whisky conlleva sufrir alucinaciones obsesivas.

    Un saludo.

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  2. Como libres de nuestros actos, pero no de sus consecuencias.
    Un saludo le envío.

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  3. Y estaba en esa isla que se creó.
    Un abrazo.

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  4. Aislarse es cruel hacia uno mismo y hacia los demás.
    Saludos.

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  5. Alfred tiene razón. Si no hubieras especificado de qué eran las botellas, habría pasado por abstemio.
    Saludos guillermo

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  6. Somos islas, y cada vez más desiertas.
    Y esto a pesar de las redes asociales.

    Saludos,
    J.

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  7. Un desierto o una isla en nuestra mente pueden ser un lugar sin expectativas.
    Chao amigo.

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  8. En la soledad se pueden hacer tantas cosas, tan solo es cuestión de querer hacerlas, y dejarse guiar por la imaginación, aunque en este caso, fuera por el alcohol.

    Por cierto me has recordado cuando de niña hacía barcos de papel, si tuviera que hacerlos ahora, ya ni me acuerdo.

    Gracias por tu comentario en mi blog, Guillermo, un placer volver a visitarte.


    Un abrazo.

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  9. A ti agradezco tu gentileza de siempre para conmigo.
    Un abrazo.

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