El díptero hematófago voló describiendo un ocho en el espacio. Unos ojos miopes lo seguían. El mosquito cambió su maniobra aérea y se lanzó con las alas en plano vertical y con cierto grado de inclinación perpendicular. Un golpe de suerte, seco y fuerte del "nariz de halcón", acabó con aquel que a todo se resistió, salvo a la tentación.
No serían muy miopes los ojos de garra de halcón, si acertó certeramente al insaciable.
ResponderBorrarAbrazo guillermo
Y nos quedamos con un díptero hematófago menos...
ResponderBorrarSaludos!
J.
Es que hay que ser kamikace :-)
ResponderBorrarBuen post. Un abrazo, amigo
Se acabó. Fin de un helicóptero en miniatura.
ResponderBorrarAbrazo.