Los presagios se distinguían de los augurios en que estos dependían de los signos buscados e interpretados según las reglas del arte augural, mientras que los presagios, que se ofrecían fortuitamente, eran interpretados por cada particular de una manera más vaga y arbitraria. Podía reducírseles a: las palabras fortuitas; la conmoción de algunas partes del cuerpo, el corazón; las caídas imprevistas; el recuerdo de personas extrañas y también de algunos animales. Puede considerarse también la observación de la luz de una lámpara, la pueril costumbre de contar los pétalos de ciertas flores o las pepitas de un fruto. Se echaban suertes por medio de dados generalmente; de aquí el origen de esta frase: «La suerte está echada». Si encuentras a una persona a quien puedas abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás, puedes considerarte afortunado.
Un abrazo así, es como si todos los augurios y presagios se juntaran para hacer magia.
ResponderBorrarUn abrazo.
Habrá algunos para los que la suerte sea no encontrarlo...
ResponderBorrarSaludos,
J.
Pues no sabía la diferencia entre presagio y augurio, daba por más seguro lo del "presagio", pero más vale la suerte, que es más cierta cuando la tienes que cualquiera de los otros dos.
ResponderBorrarSaludoss, Guillermo
La suerte al final es encontrar a ese alguien- Defines muy bien las diferencias entre presagio y augurio
ResponderBorrarUn abrazo, amigo
Auguro que presagio un augurio. Como un puto uróboros. Metro o autobús. Usted elige.
ResponderBorrarNice post
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