sábado, 5 de marzo de 2022

El desengaño


Nunca se vieron, tampoco hubo un cruce de miradas silenciosas ni lisonjas entre ellos. Allí estaban luciendo sus coronas  hechas de flores y de pequeñas ramas simbolizando los sacrificios que les esperaban como marido y mujer.

La tradición, pese a todo, sabe imponer el velo blanco de encajes para cubrir el rostro y el cuerpo de la novia que, en ese momento, emana santidad, pureza y protección contra los espíritus malignos.

Terminadas las palabras sacerdotales, el novio levantó los ojos, necesitó  ver con más claridad. Miró directo a los ojos de ella, tan sólo vio mariposas distraídas cuando el desengaño comenzó a caminar sonriendo detrás del poco entusiasmo.

8 comentarios:

  1. La foto te inspiró un relato tierno, pero agridulce. Esos ojos de ella tal vez no cambien. Y seguramente sea bella así, con mariposa viajera.

    Un abrazo, amigo

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    1. En efecto, los aspectos agridulces de la realidad y el saber gozar de sus lados más felices y fructíferos son un desafío constante.
      Un abrazo para ti, apreciada amiga.

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  2. Mal futuro les espera con tan poco entusiasmo.

    Un saludo.

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  3. Son preferibles los errores del entusiasmo que la indiferencia a la sabiduría.
    Mi saludo dejo estimado Alfred.

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  4. Mal inicio. Me aferro al optimismo para pensar que según se vayan conociendo encontrarán razones para quererse. Al menos ya coinciden en la primera impresión.

    Un abrazo

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  5. Sí, Alis, la felicidad no es algo hecho. Proviene de tus propias acciones.
    Saludo y abrazo.

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  6. No hay caso, los casamientos ya no son lo que eran.

    Saludos,
    J.

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  7. ¿Será porque hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno?
    Saludos.

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