NO COPIES, SÉ AUTÉNTICO

viernes, 10 de octubre de 2025

Confesión

 


Yo no quería más que una salida; a la derecha, a la izquierda, a donde fuera. No pretendía nada más, señor juez. Pero el pasillo siguió multiplicándose, las puertas se abrían solas y cada una llevaba al mismo lugar. Corrí hasta que me oí rendirme, y entonces comprendí que el juicio había empezado mucho antes de llegar aquí.

12 comentarios:

  1. Jajaa. El juicio y la sentencia. Cárcel sin barrotes.
    Abrazooo

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    1. Don Gabi somos dados a juzgar a los demás debido a que temblamos por nosotros mismos. Saludos.

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  2. Qué sensación más angustiosa.

    Saludos.

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  3. Has escrito una maravillosa escalera de Escher interior, ahí dentro es donde se fragua nuestra cárcel o nuestra libertad. Mil gracias y un placer volver a leerte después de tanto tiempo, un abrazo GUILLERMO!

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  4. María es a ti a quien agradezco la deferencia. Siempre eres bienvenida a estas microbrevedades de sin iguales y extensos abrazos.

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  5. Yo veo aquí la fuerza de nuestra propia conciencia, cuando sentimos culpa, ese juez severo al que se es imposible escapar y que todos llevamos dentro.
    SAludos.

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  6. La culpa propia de nuestras causas y azares. Una que solo puede "borrarse" mediante la expiación mediante el sacrificio. Saludos.

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  7. Comprendí que el juicio nunca tendría fin.
    Excelente.

    Saludos,
    J.

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  8. En un tribunal, la decisión del juez se llama el juicio, y si condenas a alguien, incluso si no eres un juez, decimos que has "juzgado". He dicho. Saludos.

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  9. Llegar al lugar del juicio ya es un comienzo del juicio. O por lo menos, así lo percibe el protagonista. Quien parece temer un fallo adverso.
    Saludos.

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  10. Tal vez se teme a quien le hemos concedido poder sobre nosotros. Saludos.

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