lunes, 30 de noviembre de 2020

Declaración

 


Declaración del leñador interrogado por el oficial de investigaciones

Fui yo, señor oficial, el que descubrió el cadáver. Esta mañana fui al otro lado del cerro para cortar unos chiminangos. ¿El lugar exacto? El cadáver se encontraba en un recodo de la carretera, donde hay un bosque de guadua.

El muerto estaba tendido de espalda con una profunda herida en el omoplato derecho. No corría sangre de la herida.

¿Si encontré algún arma u objeto alguno? No, en absoluto.

 

Declaración por un campesino del lugar interrogado por el mismo oficial

Señor, de seguro le digo que yo vi ayer al que apareció muerto hoy. Sí, lo vi rondando por el lugar, como en actitud de espera, me pareció después. Miraba debajo del sombrero que tenía puesto, como queriendo no ser reconocido.

¿El hombre? Más bien alto, blanco y cazcorvo. Pero mejor será no entrometerme en sus averiguaciones.

 

Declaración del informante interrogado por el mismo oficial

¿El hombre que reporté como malicioso por el caserío? Pues sí, me pareció sospechoso, como en plan de algo, quien sabe de qué. Lo cierto es que de la desviación de la carretera lo vi venir hasta acá. Recuerdo que miraba siempre hacia atrás, tal vez presentía que lo seguía. Ah, eso sí, lo vi caminar con cierta dificultad.

 

Declaración de una mujer interrogada por el mismo oficial

Sí, era yo a quién él esperaba. Él no era de por aquí, venía a visitarme desde el otro caserío, donde nos conocimos en una fiesta patronal. Nada sin importancia, era conocido de mi hermano, quien me lo presentó.

¿Algo personal? No podría asegurarlo, porque no hablé mucho con él, pues en negocios de hombre, nunca me entrometo. Sólo que tuvo un detalle conmigo ese día, me regaló una maceta de flores que había sobre la mesa en que departíamos, también… (los sollozos ahogaron sus últimas palabras).

 

declaración del hermano de la joven interrogado por el mismo oficial

El hombre se acercó a nuestra mesa, pues no había lugar para tomarse una cerveza. Claro que ya tenía varias entre pecho y espalda. No me importó que se sentara en la misma mesa de nosotros, total, ya nos íbamos del lugar. Fue cuando quiso ser deferente con mi hermana al darle un florero que no era suyo. Yo me negué a que mi hermana lo recibiera. Pero tanto insistió que yo mismo se lo recibí. Cuando fuimos a salir lo dejé en manos de la camarera y salimos a la calle. El hombre nos alcanzó y, en forma desafiante me gritó «¡Maricón, no te gustó o qué!». Mi hermana me cogió de la mano y seguimos nuestro camino abajo.

Declaración del dueño del ‘mesón de la negra’ interrogado por el mismo oficial

¿Cómo puede ser eso? En el Mesón de la Negra, nunca ha habido un incidente qué lamentar. La gente con sus tragos en la cabeza, se vuelve difícil; pero uno ya sabe cómo lidiar con ellos. Otro asunto es que se haya robado las flores plásticas…

En fin, las flores son hermosos jeroglíficos de la naturaleza con las que, a veces, cubrimos nuestra mezquindad. Y esa muchacha, es decir, mi hija, merece mejor cosa. 

7 comentarios:

  1. La verdad, si objetivamente existe, se ve de manera concreta por cada espectador, habría que saber qué declararía el muerto, de poder hacerlo :-)

    Un abrazo, amigo

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  2. Mari, ten por seguro que san Pedro se ocupará de conceder o negar el pase de cortesía.
    Saludos, amiga.

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  3. Muchas declaraciones, un solo muerto.
    Saludos.

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  4. Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

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  5. Los padres siempre lo mejor para sus hijas.

    Saludos,

    J.

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