Declaración del leñador interrogado por el oficial de
investigaciones
Fui yo, señor oficial, el que
descubrió el cadáver. Esta mañana fui al otro lado del cerro para cortar unos
chiminangos. ¿El lugar exacto? El cadáver se encontraba en un recodo de la
carretera, donde hay un bosque de guadua.
El muerto estaba tendido de espalda
con una profunda herida en el omoplato derecho. No corría sangre de la herida.
¿Si encontré algún arma u objeto
alguno? No, en absoluto.
Declaración por un campesino del lugar interrogado por
el mismo oficial
Señor, de seguro le digo que yo
vi ayer al que apareció muerto hoy. Sí, lo vi rondando por el lugar, como en
actitud de espera, me pareció después. Miraba debajo del sombrero que tenía
puesto, como queriendo no ser reconocido.
¿El hombre? Más bien alto, blanco
y cazcorvo. Pero mejor será no entrometerme en sus averiguaciones.
Declaración del informante interrogado por el mismo
oficial
¿El hombre que reporté como
malicioso por el caserío? Pues sí, me pareció sospechoso, como en plan de algo,
quien sabe de qué. Lo cierto es que de la desviación de la carretera lo vi
venir hasta acá. Recuerdo que miraba siempre hacia atrás, tal vez presentía que
lo seguía. Ah, eso sí, lo vi caminar con cierta dificultad.
Declaración de una mujer interrogada por el mismo
oficial
Sí, era yo a quién él esperaba.
Él no era de por aquí, venía a visitarme desde el otro caserío, donde nos conocimos
en una fiesta patronal. Nada sin importancia, era conocido de mi hermano, quien
me lo presentó.
¿Algo personal? No podría
asegurarlo, porque no hablé mucho con él, pues en negocios de hombre, nunca me
entrometo. Sólo que tuvo un detalle conmigo ese día, me regaló una maceta de
flores que había sobre la mesa en que departíamos, también… (los
sollozos ahogaron sus últimas palabras).
declaración del hermano de la joven interrogado por el
mismo oficial
El hombre se acercó a nuestra
mesa, pues no había lugar para tomarse una cerveza. Claro que ya tenía varias entre
pecho y espalda. No me importó que se sentara en la misma mesa de nosotros,
total, ya nos íbamos del lugar. Fue cuando quiso ser deferente con mi hermana
al darle un florero que no era suyo. Yo me negué a que mi hermana lo recibiera.
Pero tanto insistió que yo mismo se lo recibí. Cuando fuimos a salir lo dejé en
manos de la camarera y salimos a la calle. El hombre nos alcanzó y, en forma
desafiante me gritó «¡Maricón, no te gustó o qué!». Mi hermana me cogió de la
mano y seguimos nuestro camino abajo.
Declaración del dueño del ‘mesón de la negra’
interrogado por el mismo oficial
¿Cómo puede ser eso? En el Mesón
de la Negra, nunca ha habido un incidente qué lamentar. La gente con sus tragos
en la cabeza, se vuelve difícil; pero uno ya sabe cómo lidiar con ellos. Otro
asunto es que se haya robado las flores plásticas…
En fin, las flores son hermosos
jeroglíficos de la naturaleza con las que, a veces, cubrimos nuestra mezquindad.
Y esa muchacha, es decir, mi hija, merece mejor cosa.
La verdad, si objetivamente existe, se ve de manera concreta por cada espectador, habría que saber qué declararía el muerto, de poder hacerlo :-)
ResponderBorrarUn abrazo, amigo
Mari, ten por seguro que san Pedro se ocupará de conceder o negar el pase de cortesía.
ResponderBorrarSaludos, amiga.
Muchas declaraciones, un solo muerto.
ResponderBorrarSaludos.
Así es la burocracia.
ResponderBorrarSaludos.
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ResponderBorrarLos padres siempre lo mejor para sus hijas.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Sin duda, y eso le da cierta categoría.
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