Se les dio permiso para descender con sus cantos y callar al reguetonero de aspecto ceniciento de al lado. Los querubines se unieron al grotesco ritual.
Un seguir estupendo, me gustó. Se les dio permiso para descender, con los ojos vendados y las manos esposadas a al espalda. Su último temor no fue caerse por la escaleras.
Me parece lo más acertado.
ResponderBorrarAbrazos.
¿Te parece, Alfred?
BorrarSaludos.
Un seguir estupendo, me gustó. Se les dio permiso para descender, con los ojos vendados y las manos esposadas a al espalda. Su último temor no fue caerse por la escaleras.
ResponderBorrarUn abrazo y feliz día, amigo
¡Pobres angelitos!
ResponderBorrarFeliz domingo marinero.