Ya lo encontré!! Hay que abrir "Brevirus", ya en el enlace que pusiste, y ahí sí, ir a la página 88.
Lo que cuentas está más cerca de lo que creemos. Me asusta, porque a inteligencia nos ganan las máquinas y carecen de eso que tenemos nosotros que nos hace más temibles, pero también más amables: las emociones. Cualquier sistema que se base sólo en acatar órdenes me asusta y mucho.
"Postrimería. La pandemia los diezmó. La cuarentena resultó inútil para un mundo apiñado y rubricado por el intercambio, cuyos límites ya habían sido acosados por las guerras, y cuyas diferencias había abatido la publicidad. Quedaron unos pocos en el amazonas, en la estepa siberiana, en la selva africana, que no habían sido convertidos en clientes. Habían oído —quizá visto— los aviones… quién sabe cómo lo habrán entendido. Con el tiempo, proliferarán. Poblarán el mundo, ahora prácticamente deshabitado. Nacerán nuevas lenguas, ignoradas culturas. Harán la guerra, repetirán un mundo apiñado y glotón. Quizá, una pandemia los diezmará."
Muy bueno, Guillermo, somos incorregibles, somos un virus para el planeta. Un abrazo grande
Guillermo, no encontré tu minicuento. Me quedé con ganas de leerlo, aunque agradezco el link a la revista. Muy interesante
ResponderBorrarUn abrazo
Lo siento mucho, es mi culpa. Brevilla, página 88
ResponderBorrarUn abrazo.
Ya lo encontré!! Hay que abrir "Brevirus", ya en el enlace que pusiste, y ahí sí, ir a la página 88.
ResponderBorrarLo que cuentas está más cerca de lo que creemos. Me asusta, porque a inteligencia nos ganan las máquinas y carecen de eso que tenemos nosotros que nos hace más temibles, pero también más amables: las emociones. Cualquier sistema que se base sólo en acatar órdenes me asusta y mucho.
Muy bueno el relato, Guillermo.
Un abrazo grande
"Postrimería.
ResponderBorrarLa pandemia los diezmó. La cuarentena resultó inútil para un mundo apiñado y
rubricado por el intercambio, cuyos límites ya habían sido acosados por las guerras, y cuyas diferencias había abatido la publicidad.
Quedaron unos pocos en el amazonas, en la estepa siberiana, en la selva
africana, que no habían sido convertidos en clientes. Habían oído —quizá visto— los aviones… quién sabe cómo lo habrán entendido. Con el tiempo, proliferarán. Poblarán el mundo, ahora prácticamente deshabitado. Nacerán nuevas lenguas, ignoradas culturas. Harán la guerra, repetirán un mundo apiñado y glotón. Quizá, una pandemia los diezmará."
Muy bueno, Guillermo, somos incorregibles, somos un virus para el planeta. Un abrazo grande
has sabido ser contundente, Mary: "somos un virus para el planeta".
BorrarMi abrazo cruza nuestras orillas.
Pasare a leer, mientras te dejo mis saludos, cuídate amigo.
ResponderBorrarGracias, Sandra, igualmente te deseo.
ResponderBorrarChao.