La reciprocidad es una delicia: el fervor, los gestos, el placer... un encanto que, aunque efímero, se siente eterno.
Con una mirada dulce y tierna que se aferraba al adiós, ella le susurró al abatido hombre: 'Recuerda siempre esto: nunca te olvidaré'.
Compró ropa y zapatos para una fecha memorable, sin percatarse de que el simple hecho de estar vivo ya era, por sí mismo, la más especial de las ocasiones.
Vivir es un punto de partida, pero puede que no sea el destino.
ResponderBorrarSAludos.
Hermoso y profundo.
ResponderBorrarUn abrazo mexicano.
Un abrazo colombiano para ti.
BorrarAsí es. Nada está escrito ni dicho. Saludos.
ResponderBorrarHay que estar a punto para la partida.
ResponderBorrarSaludos.
La última reflexión, mínima, pero que resuena a lo grande. Va un abrazo.
ResponderBorrar