Durante años, un pueblo permaneció dormido. La causa, eran sus propios e innombrables males. Cierto día, alguien amaneció lleno de palabras y desató las tinieblas que los cubrían. En medio de esa inmovilidad de piedra, apenas lograban respirar. Luego, se observaron convertidos en la misma huella de sus pesadillas. Fue entonces cuando sus manos comenzaron a despeinar la cabellera de aquel conformismo que no cesaba de pasar por sus espejos.
Será el gran amanecer.
ResponderBorrarSaludos fraternos.
Que así sea Sara. Nuestros pueblos merecen lo mejor. Saludos.
ResponderBorrar