Cuando canten
las hojas, cuando enrojezcan las rosas, abre la boca, saca las palabras
silenciosas y fibrosas.
Colócalas en
el aspador. Aparta los vocablos ateridos y escribe con las que se queden en tu
mano.
Escoge las mejores,
las que se engendran bulliciosas sobre la inmensa piedra.
Mételas en la
garrucha y hazlas girar con ritmo uniforme como metal al fuego.
Si es
preciso, retrocede, y busca entre las que dejaste a un lado, hasta que tengas
la primera imagen; la primera voz deseada.
Cada vez que
retrocedas no pierdas de vista la medida deseada de aquel hilo y, de cuando en
vez, vuelve al punto de partida.
Suelta la idea
terminada y engancha las fibras de la verdad abrazadora con la insensata
pregunta. Pero si todavía estás a tiempo, llévalas contra las invisibles
huestes de la luz y la sombra.
Canaliza tu
historia a través del paño humedecido de tu sudor hasta incorporarlas con insospechados movimientos de torsión. Eso harás con el suave
discurrir llamado aclarar.
Continúa,
aunque te asesten golpes al pecho tus propios fantasmas.
Espera un
poco, toma cierta distancia, déjalo todo en las ansas donde permanecen las emociones más opuestas y las más profundas.
Recuerda que
cualquier variación que hagas sin convicción, podría significar enmendar. Por eso, debes ser un buen cordelero, de lo contrario, no podrás
estirar tu historia si dejas la cañamiza o ciertas impurezas como el ardiente
balbuceo.
Al final de
la función de hilar, habrá una pugna si dejas
algo suelto. Por eso, revisa, revisa.
En el
escribir tres personas deben haber, el escritor, el protagonista y el lector. Es
otra forma de mantener la tensión.
Escucha a
los maestros de cuando en vez, sobre todo si Eres tan sólo un sueño, pero
en ti sueña el mundo y su mudez habla con tus palabras.
Solo el ojo retrocede si se encuentra cercado de reflejos. Encuéntralos, mientras el lector va entre lo que es y lo que no es.
La imagen de un pintor ante su blanco lienzo, escogiendo con atención, los colores, variando sus tonos, reconsiderando su aplicación, así en como nos enfrentamos con palabras a nuestra particular hoja en blanco.
ResponderBorrar¡Me encantó!
La urdimbre como primer paso en el telar del trabajo con las ideas.
BorrarMuy bueno. Me gusta tu decir. Gracias por compartirlo. te espero por mi blog. Estamos proponiendo algunos desafíos domingueros. Ojala podeamos leerte en alguno de ellos. Susana
ResponderBorrarhttps://somosartesanosdelapalabra.blogspot.com/2022/03/desayunos-artesanos-volumen-iii.html
Mucho gusto Susana. Claro que sí, quedo pendiente de ese reto en domingo. Gracias por hacer presencia en esta brevedad.
ResponderBorrarBeautiful blog
ResponderBorrarPlease read my post
ResponderBorrarSimplemente magnífico.
ResponderBorrarMe quito el sombrero.
Honor que me haces.
ResponderBorrarSaludos.