Siempre llego con la respiración
entrecortada. Al principio consideré que era por la expectativa de encontrarla en franca de recuperación; pero he terminado por creer que es por causa
del tapaboca que llevo puesto. Me acerco a ella y le hablo de quien soy y de que
es hora de volver a casa, pero persiste en estar bajo sedantes para aliviar lo
tóxico de su estilo de vida.
Quien me habla de ella en forma de ondas, es el registro general de las acciones de su inmovilizado cuerpo: La frecuencia respiratoria que no coincide con eso de que los sentimientos vienen y van, como las nubes en el cielo. Su presión arterial, permanece lejos de transformar el carbón en diamante; la temperatura por si su cuerpo hierve a la temperatura adecuada y el pulso para saber si se aleja o se acerca al más allá.
Estar enfernmo, afebrado y sin saber mucho dónde está uno, es un malestar enorme, pero claro, quien le va a visitar, con tapabocas, aquí mascarilla, también sufre.
ResponderBorrarUn abrazo, y ojalá nadie más se cntagie.
Y la saturación de la sangre, que no se te olvide. Un monitor con una película aburrida, esperando que no termine en drama. Todavía recuerdo cuando se acercaba el verano del año pasado y la preocupación de tener que ir con la asfixiante mascarilla
ResponderBorrarSaludoss gullrrmo
Tal vez sea por la mascarilla. Es algo que nos corta la respiración.
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario en mi blog.
Besos.
Los aparatos dando el reporte. Situación que entrecorta la respiración como mínimo a quien lo vive.
ResponderBorrarUn abrazo.