Cuando la bisabuela Adelina falleció, los parientes y los vecinos más allegados se dispusieron ayudar con los preparativos del sepelio. Los parientes que vinieron de Cauca durmieron esa noche juntos en el aposento más grande y ventilado de la casa materna. Séfora, la hija mayor de la fallecida, quien había sido repudiada por la familia del hombre con quien se casó por estar loca, se encontraba también entre los visitantes. Como en aquel tiempo se consideraba de mal agüero dejar que se extinguiera el fuego que ardía en el fogón de leña, durante el velorio, la abuela Sabina y su hija menor permanecieron levantadas para estar pendientes del fuego. La anciana dejó algunos trozos de leña a su alcance para atizar el fogón. De repente, escucharon el sonido de unas pisadas en la puerta que da al patio. La abuela Sabina fue a mirar y se encontró con su mamá recién fallecida. La reconoció por su blusa de mangas cortas bombachas y por la falda larga que la centenaria morena arrastraba por su baja estatura. Ver a su mamá era como poner los ojos en una muñequita de barro llevando siempre sobre sus angostos hombros el inconfundible chal bordado en bolillo.
Justamente antes de que la señora Sabina pudiera soltar un ¡Ah!, de sorpresa, la anciana pasó por delante del fogón, junto al cual se hallaban sentadas las dos mujeres, rozando algunos maderos con su chal. Las astillas de leña se balancearon vacilantes de un lado al otro, como si alguien en persona las hubiera tocado. La abuela Sabina, que era una persona muy tranquila, se volteó y vio hacia donde había seguido su mamá Adelina. La difunta se había detenido en el umbral de la puerta del aposento donde estaban durmiendo todos sus parientes; fue entonces cuando se oyó la voz de Séfora, la hija loca, clamando:
―¡Madre, venga acuéstese aquí mi lado!
Quienes todavía dormían se despertaron al escuchar a la bisabuela exclamar:
—¡Despierten, su sueño se ha convertido en realidad!
Dios escuchando y atendiendo a las plegarias ¡Milagro!
ResponderBorrarSaludoss gullermo
Pues ese final resulta realmente espectacular. Me encantó el ritmo, la manera reposada de poner en situación.
ResponderBorrarPor la locura, esa manera diferente de ver. Un abrazo, amigo
Una carencia de acontecimientos llevando a un final feliz.
ResponderBorrarUn abrazo.
Todo puede suceder en un buen cuento, como si Gabo lo hubiera dictado.
ResponderBorrarUn abrazo.
Sara es exageradamente amable conmigo, pero lo celebro.
ResponderBorrar