Antonella salió a pasear por la amplia
Piazza San Marco con la intención de unirse a la celebración de la Fiesta de
las Marías. Aquella noche ninguna mujer se le podría comparar en belleza y
elegancia. Lucía un traje de seda oscuro, una máscara plateada y un sombrero de
tres puntas. Pronto, se vio desfilando junto a las demás venecianas que
brillaban como estrellas.
Sin saberlo, Antonella era seguida
de cerca por un hombre disfrazado de Mattaccino, que ocultaba su rostro debajo de
un sombrero de vistosas plumas. En medio de aquella multitud, Antonella abrevió
el trayecto al cruzar el Ponte di Rialto para seguir de cerca aquel festival
barroco en las animadas callejuelas venecianas.
A la altura del Ponte dei Sospiri descubrió
al juerguista a su lado, quien soltando una risotada le antepuso una máscara dorada
robándole su bello rostro y su identidad.
Mientras el obsesionado Gustav persigue su sueño encarnado en Tazio, Éste ve con desesperación como se le esfuma su presa, escondida bajo un sombrero. Juego de persecuciones entre canales.
ResponderBorrarUn saludo.
Intrigante final. Y tal vez inquietante.
ResponderBorrarUna conquista más para la colección.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Boa tarde. Parabéns pelo texto maravilhoso. Boa segunda-feira.
ResponderBorrarPlease read my post
ResponderBorrar