NO COPIES, SÉ AUTÉNTICO

lunes, 3 de noviembre de 2025

El puño cerrado

 


—Usted sí lo avergüenza a una.
—¿Por qué vergüenza?

Porque me dio, delante de todos, un caramelo y una moneda de doscientos pesos. Como si la necesidad se endulzara.

El bus frenó. Un hombre se desplomó. Yo sabía que lo dulce podía ayudarlo. Pero me quedé quieta, con el puño cerrado.

La vergüenza no fue lo que usted hizo. Fue lo que yo no hice.

viernes, 24 de octubre de 2025

Las cuatro victorias

 


Un hombre preguntó al sabio cómo ganar su vida cada día.

El sabio le habló de cuatro batallas: “Contra el sueño que adormece el propósito, contra la duda que encadena los pasos, contra el miedo que apaga la voz y contra el orgullo que ciega el corazón. Si las vences al amanecer, el resto del día peleará por ti”.

El hombre agradeció y se marchó decidido a librarlas.

Al volver, al anochecer, halló al sabio dormido.

sábado, 18 de octubre de 2025

La ventana del 330

 


Yo no soy el tipo de persona que se mete en los asuntos ajenos, eso para empezar. Siempre he sido discreto. En donde trabajo, el Hotel Mirador, la discreción es parte del servicio. Los huéspedes vienen y van, algunos con caras nuevas, otros con las mismas historias de siempre. Pero lo que ocurrió en el cuarto 330… eso no fue normal.

Lo diré sin rodeos: la señora del 330 desapareció. Una mujer joven, elegante, de esas que parecen salidas de una película en blanco y negro. Llegó sola, con una maleta roja. La vi entrar, la saludé como siempre. No habló mucho, solo pidió que no la molestaran.

Dicen que fue vista por última vez mirando por la ventana de su habitación. Dicen que nadie la vio salir. Pero yo sé que eso no es cierto. Yo la vi salir. Caminaba deprisa, con la maleta roja en la mano, los ojos ocultos por unas gafas oscuras. Pasó por recepción y me dirigió una mirada fugaz. No dijo una palabra, pero supe que no quería que la detuviera.

Cuando la policía vino a hacer preguntas, no mencioné nada. ¿Para qué? No me gusta meterme en líos. Además, no había señales de violencia en la habitación, y su maleta ya no estaba. Lo único extraño era que la ventana estaba abierta de par en par, y en el alféizar había marcas de dedos… como si alguien hubiera estado a punto de saltar.

Pero yo sé que no saltó. Yo la vi salir. Aunque… ahora que lo pienso, puede que no llevara una maleta. ¿Era ella? Estoy casi seguro. Bueno, bastante seguro.

Además, ¿por qué habría de inventar algo así? No soy de los que se dejan llevar por chismes ni supersticiones. La mujer del 330 no desapareció. Se fue por su cuenta. Eso es lo que le dije a la policía y eso es lo que le estoy diciendo a usted. ¿Entendido?

No tiene sentido seguir hablando de esto. A veces, la gente simplemente desaparece. Eso es todo.

viernes, 10 de octubre de 2025

Confesión

 


Yo no quería más que una salida; a la derecha, a la izquierda, a donde fuera. No pretendía nada más, señor juez. Pero el pasillo siguió multiplicándose, las puertas se abrían solas y cada una llevaba al mismo lugar. Corrí hasta que me oí rendirme, y entonces comprendí que el juicio había empezado mucho antes de llegar aquí.

viernes, 3 de octubre de 2025

Reto literario del mes: En el espacio.



La cuna olvidada

El capitán Antón miró el punto azul. "No se puede vivir en una cuna para siempre," pensó, recordando a Tsiolkovski. Él y su tripulación, hechos de materia estelar, regresaban a la Tierra para un reabastecimiento de emergencia de la nave Nómada. Al acercarse, vio una esfera radiante y pulcra. No había ruinas. Intrigado, Antón activó el canal de comunicación. Una voz artificial respondió desde el planeta: «Somos los nuevos inquilinos. Ustedes son la basura que ella expulsó por sobrepoblación. Volved a vuestro espacio, capitán. Esta es nuestra nueva cuna».

En: https://dama-de-agua.blogspot.com/2025/10/retoliterario-octubre-25-en-el-espacio.html#comment-form

sábado, 27 de septiembre de 2025

Tres en uno

 1. Breve:

Al maldito lo vi una mañana. Su mano blanca y húmeda me marcó, y desde entonces la tumba me reclama.

2. Descriptivo y atmosférico:
Al maldito lo vi una mañana envuelta en bruma. Su mano blanca y húmeda rozó mi frente, dejando en mi piel la humedad fría de un sótano que nunca debí abrir.

3. Enigmático:
Al maldito lo vi una mañana. Lo que más recuerdo de ese encuentro fue su mano blanca y húmeda, idéntica a la que enterré con él la noche anterior.

4. ¿Cuál prefieres? ¿Acaso este otro?: 
Al maldito lo vi una mañana. Lo que más recuerdo de ese encuentro fue su mano blanca y húmeda; parecía arrancada de un cadáver y, sin embargo, me acarició la mejilla como si aún respirara.

viernes, 19 de septiembre de 2025

El vaso de leche: el primer cuento que me hizo ver

 



Cuando era niño, con la mirada aún tibia, la primera historia que me conmovió fue un relato que no ocultó sus cicatrices. Me habló de un marinero varado en la orilla del mundo, en un puerto de grises y salitre donde el hambre era un fantasma que acechaba en cada puerto.

Y entonces, en la fría marea de su miseria, un gesto se alzó. Una mano, un vaso de leche fueron una revelación de espuma blanca que se convirtió en la única certeza. No era un simple acto de bondad, sino un faro de piedad que rompía la oscuridad, una tregua de esperanza donde no había más que abismo.

El cuento me susurró que, en las historias mínimas, en las luchas silenciosas, reside la más sublime de las poesías. Me grabó la verdad: que la empatía puede ser el único puerto seguro y que, en un vaso de leche serena, a veces, cabe un universo entero.