1.
La mujer bonita se cansó de ser Mamita, Bonita o Bombón.
Gritó su nombre: ¡María!
Y el eco, avergonzado, se tapó los oídos.
2.
Nadie recordaba su nombre; todos la llamaban como si fuera postre.
Un día gritó: ¡Soy María!
Y el santo del pueblo pidió cambio de identidad.
3.
Era tan bonita que su nombre se volvió innecesario.
Cuando dijo María, el aire respondió: “No insista, ya la conocemos de
vista.”

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