NO COPIES, SÉ AUTÉNTICO

viernes, 12 de diciembre de 2025

Anomalía textil



I

En la camisa del hombre sentado delante de mí, los rostros no eran dibujos: eran vigilias. Al moverse la tela, las Medusas giraban apenas la mirada, hambrientas de un alma distraída. No petrificaban. Peor: recordaban cada miedo que yo quería olvidar. Esa mañana descubrí que una de ellas —la invertida— sonreía. No a mí, sino al momento exacto en que la camisa empezaría a usarme a mí.

II

En la camisa que el desconocido llevaba puesta ese día, las Medusas no estaban quietas. Al doblarse la tela, sus ojos vacíos parecían abrirse apenas, como si recordaran algo que el tiempo aún no había contado. Cada pliegue era un laberinto: quien miraba fijamente podía perderse en él. Yo juré ver una de ellas —la que estaba boca abajo— parpadear. No para petrificarme, sino para advertirme. Como si sus cabellos, serpientes cansadas, susurraran: “No olvides que todo lo que llevas encima también te mira.” Y desde entonces camino distinto, no por miedo, sino porque sé que en cualquier tela estampada puede esconderse un destino que despierta sólo cuando uno lo roza.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario