Sin
mirarme me preguntó que me había traído a consulta. Sin observar mi semblante escuchó
el recuento de mi quebranto. Sin verificar mis signos vitales se limitó a
escribir un nuevo episodio en mi historia clínica. Sus preguntas pronto fueron
un largo reproche. Sin poner los ojos en mí, me informó de las ordenes de
nuevos exámenes y de algunas medicinas. Con una despedida de buena tarde, me
remitió
a la recepción sin siquiera haber escuchado mi voz interior siempre clamando que
ella es la causa del acelere de mi corazón.
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Microrrelato participante en: "Historias mínimas", sección de microficción del Programa radial "La Caracola" con Paola Tena en Candelaria Radio, Tenerife, Islas Canarias - España.
Reproducir audio en: https://go.ivoox.com/rf/135224882
Ese giro romántico no me lo esperaba. Si supiera lo que siente por ella, le recetaría al tipo una orden de alejamiento jaja Qué amargado. Va un abrazo, Guillermo.
ResponderBorrarClaro, es un giro que termina en dirección opuesta. Abrazo amigo.
BorrarLa voz interior es para el confesionario, y en caso de ateos recalcitrantes, para el sicologo.
ResponderBorrarUn vulgar médico no la merece.
Suerte en el concurso, si es un concurso.
Abrazooo
En todo caso, esa voz lleva a la persona a proceder de cierta forma. Saludos.
ResponderBorrarEsa vocecita traicionera.
ResponderBorrarSaludos.
Delatora, ejem. Saludos.
ResponderBorrarPor alguna razón nunca nos escuchan. O fingen muy bien no hacerlo.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Es imposible imaginar una mujer de los tiempos modernos que no sea así. Saludos.
ResponderBorrarHabía dejado un comentario. No sé si se fue a spam o se perdió en el ciberespacio.
ResponderBorrarDecía que mejor el protagonista cambia de consulta. Esta doctora no le traerá salud, sino todo lo contrario.
Y reflexionaba también sobre que, lamentablemente, hay no pocos doctores que atienden así a sus pacientes, sin siquiera mirarles a la cara.
Un abrazo
En algún momento, tenemos que discernir entre la vida y la ficción. Las dos están muy cerca, pero hasta dónde se tocan realmente. Un abrazo para ti.
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