El misterio
era que las velas colocadas al pie de los querubines parpadeaban y temblaban
como si corrieran ráfagas de viento, a pesar de no haber aberturas en la vasta
nave de la iglesia y de que las puertas estaban bien cerradas. Un angelito se
esmeraba en alargar sus rosados labios para que sus fieles devotos se sintieran
vivamente impresionados.
Tantos siglos aguantando la respiración, pobrecillo, no debe ser bueno. No se les puede reprochar, seguro que ha sido sin querer.
ResponderBorrarAbrazooo
Ve con la verdad mi caro lector. Saludos.
BorrarAsí se esmeran ciertos angelitos. ☺️ Excelente!
ResponderBorrarAbrazos.
De los buenos y de los otros. Abrazo te dejo Sara.
ResponderBorrarAlgo traviesos, sí son.
ResponderBorrarSaludos.
Será que lo que hacen fue es para su propio entretenimiento. Saludos.
ResponderBorrarPara todo misterio siempre hay una explicación.
ResponderBorrarSaludos!
J.
De eso sí estamos todos seguros. Saludos.
BorrarEs para que haya un poco de misterio, que despierte interés en esa iglesia. Es algo que podría esperarse de dos ángeles.
ResponderBorrarSaludos.
Lo solemne tiene sus complicaciones. Saludos Demiurgo.
BorrarSon pinturas muy bellas, pero los pobres angelitos, ahí sin respirar...mal van :-)
ResponderBorrarUn abrazo, amigo
Seguro, tarde o temprano algo tenían que hacer. Un abrazo querida amiga.
BorrarHola Guillermo, llego por el blog de Sara y me gustan mucho tus relatos. Simpático el angelito travieso que quería impresionar a la feligresía.
ResponderBorrarSaludos
Hola, celebro tu presencia y agradezco tu comentario. en otras palabras tu visita. Saludos desde Colombia.
ResponderBorrarPrefiero a un angelito travieso pero que se mueva, antes que el acostumbrado ángel que se queda tan horririzado e impávido e inmóvil (ante el paisaje humano) como la pintura que lo retrata.
ResponderBorrarVa un abrazo, Guillermo
Alguien dijo que “Puede uno tener el entendimiento de un ángel, y ser, sin embargo, un demonio.” Va otro abrazo para ti.
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