Fue Aureliano,
después de meses de olvido, quien habría de recordar los valores de la letra
escrita para reconocer todos sus bienes, y ser en el futuro el más afamado
acumulador de calamidades.
no se le puede negar el paso largo, ni que no mire por donde va. así parece que llegará lejos. todo lo que le permita la espalda, que es por donde caemos todos. abrszoo
no se le puede negar el paso largo, ni que no mire por donde va. así parece que llegará lejos. todo lo que le permita la espalda, que es por donde caemos todos.
ResponderBorrarabrszoo
Es la existencia real y efectiva del personaje macondiano y, por supuesto, de una cosa en sí. Saludos.
BorrarEsas calamidades no son mochila que se pueda envidiar :-)
ResponderBorrarUn abrazo, amigo
Así son y van las calamidades públicas. Un abrazo a ritmo de bullerengue.
Borrary serán muchas cosas pero, muchas. ¡Pobre espalda! y ¡pobre casa!
ResponderBorrarAbrazos
Y sin incluir el peso de su cabeza. Abrazos van hacia ti.
BorrarEsperemos que no sean muchas calamidades y no tan graves.
ResponderBorrarSaludos.
A la luz del sol, ¿Cuántas otras calamidades tenemos haciendo camino porque las propiciamos? Saludos y más saludos para ti.
ResponderBorrarAcumule, pues, Don Aureliano, se las dejo todas.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Pero acumular saber por saber. Saludos.
ResponderBorrar"Pues nada" estimado, sigue sin dormir y te resecarás tarde o temprano. Saludos.
ResponderBorrar