domingo, 26 de marzo de 2023

Desasosiego

 


Sully se aburría, la noche se preveía interminable. 
Un bolero sonaba bajo y monótono, apenas audible detrás de los bostezos y el sopor reinante. Una sombra se alargaba detrás del mostrador cada vez que Aníbal revisaba las cuentas. Un hombre entró a «La Balanza del Pueblo», causando un gran alboroto al tropezar con una caja. La hija corrió para ayudar, y en ese momento se encontró con los ojos más brillantes nunca vistos. Las horas lentas pasaron volando mientras hablaban de todo y nada, hasta que su padre cerró la tienda. Sully sonrió, sabiendo que el desconocido volvería.

6 comentarios:

  1. Dos tetas tiran más que dos carretas. Aunque no se si tanto como para hacerse cargo de la tienda.
    Abrazoo, guillermo

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  2. Hasta la monotonía más espesa puede verse un día hecha trizas por un instante, un instante que cambia la vida.
    SAludos.

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  3. Así son los boleros, con fuertes vínculos con las costumbres y la tradición. Saludos.

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  4. Dijo Gabo que: Perniciosa o no la influencia de los boleros es evidente. No hay situación sentimental, por complicada y diferente que ella sea, que no tenga su bolero prefabricado, propio para ser puesto como una camisa de fuerza en el corazón.

    Mi saludo desde la distancia.

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  5. El desconocido nunca se iría...

    Saludos,
    J.

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