Me mataron al brother y nadie sabe to'a la' vece' que yo lo he llora'o
Que lo vamo' a vengar y que no vamo' a quedar con los brazo' cruza'o
Y hoy estamo' vestío' de negro, caminando con el diablo enmascara'o
Anuel AA
La maldad me atropella pero, no me hace mella.
La Muerte, Ñengo Flow
Cuando «Alma
flaca» estaba próximo a cumplir un año de muerto, sus amigos decidieron que
tenían que celebrarlo. «Calambre», el ahora jefe de la
pandilla juvenil, propuso que hicieran unos vídeos y se tomaran unas selfis con
el fin de hacerlas virales para demostrar de qué eran capaces de hacer por su
amigo caído dentro de las fronteras invisibles del barrio. «Chupiplum», en
principio, no estuvo de acuerdo en profanar la tumba de su entrañable parcero,
sin embargo, propuso que ese día jugaran un picadito en la cancha del barrio
contra las pichurrias sospechosas del asesinato del amigo. Así tendrían otra excusa
para vengarlo. La «Boliqueso» se encargó de llevar el mensaje a través de
«Cookie» su hermana; y mujer de «Elkinto», el jurado enemigo de la pandilla.
Para que todo pareciera ser una visita familiar, «Cindy...entes» la acompañó.
El día del
aniversario, la pandilla en pleno, entre chupadas de marihuana y tragos de aguardiente
a pico de botella, abrieron la tumba. «Chuspa» se encargó de abrir a machetazos
el ataúd. Así, con sonoras risotadas en medio del manto oscuro de la putrefacción,
se hicieron varias selfis que «Alquitran» en el acto tuiteó.
—¡Éste man, era mi verdadero hermano y eso que no lo era de sangre!, —gritó «Calambre» lanzando después expresiones insultantes contra el Todopoderoso—. Por este marica aprendí a jugar treinta y una. Y sin decir más, tomó el cráneo de «Alma flaca» y comenzó levantarlo del suelo pisándolo un poco por encima, luego lo tiró un poco hacia atrás y colocó por debajo de la calavera la punta del pie con el fin de recepcionarla como si se tratara de una pelota, con toques cortos comenzó a lanzarla hacia arriba primero con un pie y luego con el otro. Al verlo jugar con el cráneo del difunto, los demás se quedaron atónitos ante tal osadía, pero no tardaron en romper aquel sepulcral silencio con gritos, cantos y movimientos raperos en demostración de que aquellas almas de ceniza no le temen al Creador, ni a su destino.
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