Aunque sus manos temblaron, Teresa Carter con un movimiento lento apuntó. Fue un acto reflejo el suyo cuando inclinó la cabeza hacia atrás y abrió los ojos el doble de su tamaño. No pensó en nada, solo su pulgar y dos primeros dedos entraron en acción. El impacto fue certero, aunque por su tamaño y forma amorfa perdió estabilidad. Tras la rápida e inadvertida refracción del agua y del aire, solo se escuchó el grito causado por el ardor de las gotas lubricantes en su ojo sentido.
Muy interesante en el planteamiento. Por las balas que no matan la luz.
ResponderBorrarUn abrazo, amigo
Menos mal que no hieren, solo arden. Un abrazo para ti.
BorrarTeresa y sus practicas de tiro. Esta vez le salio el tiro por la culata y acabó con el culo en el agua.
ResponderBorrarDetallada fraccion de tiempo, a las que te estas aficionando
Relativo es el tiempo, otra cosa aficionarse. ¿Cómo?, no sé.
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