Con estilo extremadamente emocional, el charro interpretó aquellas canciones rancheras de compases rápidos y lentos. Entre tequilas, pasó del romance feliz a los amores no correspondidos, de los caballos legendarios a las tragedias amorosas contadas en las cantinas. Delante de aquella multitud con botella en mano, los balazos quemaron su cuerpo, pero eso no fue nada, fueron los recuerdos amargos de su vida los que se encargaron de ultimarlo.
Excelente micro. Cuidemos la mente, que todo se puede hacer realidad.
ResponderBorrarUn abrazo.
Seguro que es así. Sara qué gusto. Un abrazo literario.
BorrarNo hay con qué darle, de una forma u otra nos matamos a nosotros mismos.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Los pesimistas tienen una excusa, pero no tenemos la culpa de que sea así. Saludos.
BorrarPues quizás que no cante con tanto sentimiento :-: Un buen texto.
ResponderBorrarUn abrazo, amigo
Sin sentimiento no hay nada artísticamente posible. Digo yo. Un abrazo desde la distancia azul.
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