Según cuentan, Chao, era un
joven que soñaba con ser un gran acuarelista. Un día, se encontró a un pintor que
llamó su atención por la forma mágica con que movía el pincel. Desde entonces
quiso tener uno como aquel prodigio.
Si quieres tener un
pincel como este, —le dijo el pintor—, debes ir al Oeste y traerme dos flores del gran estanque de los lotos antes de la salida del sol. —¿Y cómo se llaman?, preguntó Chao.
—Deseo e Imaginación.
(¿Cuál es tu historia?
Te invito a escribirla como respuesta a esta entrada)
Y recurrencia, mucha recurrencia. La magia del pincel nace en la mano.
ResponderBorrarUn abrazo
Gracias Alís. Saludos.
ResponderBorrarPor supuesto; un valor agregado más.
ResponderBorrarTe envío un abrazo.
Querer es poder, saludos amigo.
ResponderBorrarPues esa flores definen el camino del éxito y el logro, así que muy sabio cuento el tuyo.
ResponderBorrarUn abrazo con flores de loto
Eso espero, que resulte sabio y bueno ante los ojos de ustedes.
BorrarEn serio, un abrazo con fragancias de este trópico.
Claro, hay que hacer lo suficiente en esta vida.
ResponderBorrarMi saludo para ti.