Castilla está desolada. Reina en ella don Pedro, el que suele llamarse el Cruel. Según sus biógrafos, es un tigre sediento de sangre, que disfruta verla correr. Su sed no es más que el furor de la venganza o de las intrigas políticas que le hacen creer que la crueldad es necesaria; pero nadie hace nada porque siempre se ha detestado el vicio de la ingratitud.
Un personaje infame donde los haya, pero la tiranía y la crueldad eran moneda normal en esos tiempos.
ResponderBorrarUn abrazo desde este lado del mar
La crueldad, aquí y allá, o donde quiera estar presente; no son más que los tonos distintos del mismo dolor.
BorrarMis brazos están extendidos hacia ese otro lado del mar.
Como todo personaje tiene sus claroscuros, y se quedó con un mote que tampoco era para tanto.
ResponderBorrarSaludos.
La historia se escribe desde muchos puntos de vista. sobre todo, desde el que más conviene.
ResponderBorrarSaludos Alfred.
Sobran ingratos para tan pocas verdades....
ResponderBorrarSaludos,
J.
No siempre es fácil sacar de su errada creencia al rey, sobre todo si es cruel... En los consejos (de sabios, de poderosos, de trepas, de lo que sea) no es bien mirada la voz discordante. Hay que tener coraje para pronunciarla.
ResponderBorrarTu relato me lleva a esa época y a la actual con la misma fuerza.
Un abrazo
Así es Alís. Cuando una verdad contradice alguna(s) creencia(s) profundamente arraigada(s), algo está funcionando mal cuando toca los intereses personales.
BorrarEso hace parte de la historia.
Un abrazo también para ti.
...que enojan a muchos.
ResponderBorrarSaludos.
No tiene fecha de caducidad. Personajes así, siguen vigentes.
ResponderBorrarUn abrazo.
En todo hay una parte de todo, eso dijo Anaxágoras.
ResponderBorrarUn abrazo, Sara.
Un personaje mas en la historia. Saludos amigo.
ResponderBorrarEl proverbio Zen lo expresa bellamente: "La nieve cae copo por copo, cada uno en su lugar preciso“
ResponderBorrarUn abrazo amigo.
A la historia no le faltan este tipo de personajes, por desgracia.
ResponderBorrarSaludos!
Yo digo que por fortuna no hacen falta, pero que los hay los hay por doquier.
ResponderBorrarUn saludo, celebro tenerte por aquí.