Luego de haberse llevado a la boca un trozo de pandebono acompañado con el primer sorbo de café caliente, mi madre anunció que había soñado con mi padre. Cuando menos pensé, me entregó un billete de cinco pesos. Al recibírselo, noté que el billete estaba perforado en toda la mitad. Cuando quise preguntarle qué significaba eso, él comenzó a murmurar algo incomprensible.
Un nuevo pedazo de aquel alimento con sabor y aroma a queso tomó, y solo cuando estuvo segura de haberlo engullido, quiso proseguir, pero la prima Etelvina se lo impidió al estallar en risa después de decirle que la viuda hasta en sueños se encuentra con su primer amor. Vos tan vieja y todavía con esas pendejadas, le refutó a la mujer que no paraba de reír. Bueno mamá, termine... Pues ya se lo dije mijo, cuando menos pensé, su papá tenía los ojos con una luz especial. ¿Estás llorando?, le pregunté. Sí, él estaba llorando, de verdad. Repitió como si no le creyéramos.
Esta vez fue un sonoro sorbo de café que se anticipó a sus recuerdos dejándonos con más incertidumbre de lo logrado con su recuento. Lloró en principio y gimoteaba sin respirar y sin contener los mocos que intentaba contener pasando la mano sobre su estrecha nariz. ¿Que por qué lloraba? Pues mijo, yo creo que fue porque le entregó a usted setenta mil pesos de lo que que le había correspondido a su papá por la venta de la casa donde vivió con los hermanos. Pero pensándolo bien, él tenía que ponerse así porque nunca llegó a darle nada a usted, y si le dio algo, fue por mi mamá que lo recriminaba por no haberle dado tan siquiera su apellido.
Mi corazón se ablandó con esa revelación. Los dos estamos en paz.
Un acto de psicomagia muy liberador.
ResponderBorrarSaludo.
Sara, indiscutiblemente liberador poder escribir y ganar tu atención.
BorrarSaludos.
Si quedan en paz, ya está todo bien.
ResponderBorrarUn abrazo.
En efecto, sin una sombra que nos oscurezca.
BorrarUn abrazo Alfred.
A través de los sueños, la justicia queda en paz, parece.
ResponderBorrarUn abrazo y por los sueños de las viudas, quien sabe de qué color.
A través de los sueños también nos podemos reconciliar con el más acá.
ResponderBorrarUn abrazo cariñoso siempre.
Nunca es tarde para arreglar las cuentas pendientes. Ni para pedir perdón.
ResponderBorrarUn abrazo
Pasa en las mejores familias... Dicen.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Una revelación que trajo paz. Un gusto pasar a leerte. Saludos amigo.
ResponderBorrarGracias a ti Sandra. Tenerte como lectora ya es una revelación.
ResponderBorrarSaludo amigo.
Otra historia fantástica, con un final feliz.
ResponderBorrarLa paz se hizo entre dos que se aman!!!
Por supuesto, por el amor nos reivindicamos.
ResponderBorrarSaludos.