Una mosca en su trayectoria
curvilínea sobrevoló una botella en la que encontró una razón para detenerse.
Con extremada firmeza se posó
sobre el angosto cuello y tras frotarse las patas se introdujo en el envase de
cristal. De tanto volar entre las paredes interiores del frasco, la aturdida
mosca olvidó cómo encontrar el orificio de salida.
Tras salir y superar la repulsión producida por el olor a menta, el díptero comprendió que es imposible vivir donde la razón se fundamenta en un círculo vicioso.
Inteligente la mosca en su razonamiento condicionado.
ResponderBorrarSaludos.
Es tal solo el poder de la personificación. Saludos.
BorrarAlgunos insectos tienen más intelectos que muchos humanos que conozco...
ResponderBorrarSaludos,
J.
Algunas sospechas resultan ciertas. Saludos.
BorrarEsa mosca, en su vida pasada, fue filósofa.
ResponderBorrarVa un abrazo, Guillermo.
Una evolución a la inversa, según entiendo. Un abrazo también para ti.
ResponderBorrar