El sol se va y todos se retiran. Caen las primeras sombras sobre el estadio Al Bayt ya vacío. En
las graderías de hormigón todavía arden algunas bengalas. Se van
apagando las luces y las voces. El estadio se ha quedado mudo. Un hincha regresa a
su ostracismo, se confunde con la multitud, se separa de ella y desaparece. Lo peor de los estadios modernos es que no tienen lugar para
los fantasmas.
Podría interpretarse que los fantasmas son miles de aficionados acompañando a otros tantos familiares y amigos.
ResponderBorrarSaludos.
Una buena lectura; o mejor, una buena conclusión. Saludos.
ResponderBorrarLos fantasmas podrían ser los obreros que murieron en su construcción, aunque de eso la fifa no parece saber nada...
ResponderBorrarSaludos,
J.
Precisamente en ese estadio, cualquier día se celebra una convención de fantasmas. Distinto es que nos enteremos.
ResponderBorrarSAludos.
La imaginación está hecha de convenciones de la memoria. Saludos
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