—¿Quién soy? Estoy tratando de averiguarlo —se respondió Borges.
—Nada hay de serio en eso, y menos, en el destino humano —dijo burlón Shakespeare.
—¡Oigan! No olviden que somos arquitectos de nuestro propio destino —les recordó Einstein.
—¡Bah, lo que deba ser, será! —gritó, Esquilo de Eleusis.
—Cuando logren saber quiénes son, lograrán ser diferentes —dijo una voz popular.
Precioso diálogo entre entes sabias. Lo que somos, o seremos late bajo cada día que vivimos
ResponderBorrarUn abrazo y feliz sábado
Pero, sobre ellas, la sabiduría popular es más sabia que los mismos sabios.
ResponderBorrarUn abrazo también para ti.
Yo también sigo tratando de saber quien soy. Buen texto. Saludos.
ResponderBorrarEsa la misión de cada uno de nosotros. Por eso, aseguran algunos que por eso estamos en la tierra.
BorrarGracias.
En eso estamos, en ser diferentes sin que se note mucho.
ResponderBorrarUn abrazo.
Esa es la diversidad, ¿no, Alfred?
ResponderBorrarDel menos letrado a menudo es de quien más aprendemos.
ResponderBorrarUn abrazo desde Chihuahua, Mexico.
*Vine gracias a Sandra Figueroa, que te vi en su blog.
Ni siquiera sabemos qué somos, ¿cómo vamos a saber quiénes? Algún día, esperemos más tarde que pronto, lo sabremos.
ResponderBorrarSAludos.
De acuerdo, en eso consiste la tarea que cada uno de nosotros tenemos con los pies sobre la tierra.
BorrarUn abrazo para ti, Manuela.
Hola Guillermo me has gustado
ResponderBorrargracias por pasar por mi rincon un abrazp
Oh, gracias por ese sutil piropo. Ja, ja, ja
BorrarUn abrazo.
El problema es que el tiempo pasa y cada ves sabemos menos quiénes somos.
ResponderBorrarCon todo lo que pueda pasar, que no nos paralice por el camino la idea de querer saber quiénes somos, mi estimado Joselu.
ResponderBorrarSalud.