A la Piedra de Panduro, los verdes tentáculos de la naturaleza le cubrieron sus tres enormes pedazos. No bastó que un rayo celestial la partiera (dicen las malas lenguas), sino que en el olvido de los bugueños pereciera (sostengo). Nunca sabremos si tras ella se esconden los túneles que conducen a la basílica menor de la ciudad y donde la española María Luisa de la Espada escondió sus tesoros (leyenda).
¿Hay algo más bonito que una leyenda? Misterios nunca resueltos.
ResponderBorrarLeyendas de embrujos y pasadizos, sombras del pasado paseando por las ciudades
ResponderBorrarMuy bonito, Guillermo. Un abrazo grande, y por leyendas de seres mitológicos que nos hagan sentir la piel erizada