Vivimos acostumbrados a que nos muestren lo que pasará cuando vemos el futuro con demasiada certeza, esta aseveración se confirma, por ejemplo, cuando lleguemos casi al último enunciado de un relato, y descubrimos que entre los personajes que concurren en la superficie de una historia, uno puede ser el villano. Por esta simplicidad en el primer libro de Heródoto podemos leer la historia de Creso. Los oráculos le aseguran que «si emprende una guerra contra los persas, destruirá un gran imperio». Se lanza a la invasión con gran codicia y resulta correcto el augurio, pues Creso acabó destruyendo su propio gran imperio.
No preguntes, si ni sabes interpretar las respuestas.
ResponderBorrarSaludos.
Es algo así como si se comprendiera no habría necesidad de preguntar. Saludos.
Borrarentonces se ve que los oraculos funcionaban. igualito que aquí los meteorólogos y las encuestas electorales.
ResponderBorrarabrazoo
El oráculo no adivinaba, sólo se ejercía el arte del enunciado en el que ninguno podía contradecirlo.
ResponderBorrarConjeturar una desgracia es lo más próximo a suceder. Abrazos.
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