sábado, 20 de mayo de 2023

Una noche

Una noche salí a comer al «Azteca» pero no estaba abierto. Así que tuve que regresar a mi casa pensando qué iba a preparar para tranquilizar mi estómago. En eso pensaba cuando me di cuenta que estaba a la entrada de otro de mis restaurantes favoritos, porque estar allí es tener la impresión de estar en la propia orilla del Guadalajara. Tuve que sonreír porque me encontré a una familiar con la que jamás me había llevado bien. Ella con sospechosa amabilidad me invitó a su mesa. Confundida por aquel inesperado ofrecimiento, dudé mucho antes de aceptar, puesto que dicen que hasta el infierno está lleno de buenas voluntades.

Ana Karina González. 

Colegio Académico de Buga. Grado 7-2

10 comentarios:

  1. Un buen relato, con un efectivo final abierto.
    En el que desconfiar tiene sentido.

    Saludos.

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  2. En efecto, a veces, viene bien desconfiar de las cosas correctas que se hacen por la razón equivocada. Saludos y gracias por tu comentario.

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  3. En infierno, sin lugar a dudas, lo está.

    Saludos,
    J

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  4. Una amable invitación puede conducir al mismísimo averno.

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  5. En el infierno estaremos mejor acompañados.

    Saludos.

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    Respuestas
    1. Dicen que por nuestros actos seremos juzgados. Nada de ideal tendrá ese lugar. Saludos.

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  6. Si intuición le advertía que no aceptará la invitación.
    Saludos.

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  7. ¡Hola Sara, qué gusto tenerte por aquí! Así parece ser la intuición: la suma de todas las experiencias. Saludos

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  8. La intuición pocas veces se equivoca,cuando sentimos una cierta incomodidad es por algo.
    Abrazos Guillermo

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  9. Será por eso que es la aliada de la razón. Abrazos para ti.

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