A los seis años
de edad me inicié en el mundo de la separación y el divorcio: soy la hija de
dos distraídos que después de veinte años de convivencia olvidaron la promesa:
“Para toda la vida”; Así crecí, con el dolor inmenso que siente una hija al ver llorar a sus padres.
De niña le tenía
miedo a las arañas y a las inyecciones, pero ahora sé que en la vida hay cosas
más aterradoras como el castigo que confiere el tiempo con el olvido. También
anhelé crecer junto a una mascota, quizá un perro o un gato hubieran ablandado,
en algo, este carácter tan esquivo e introvertido mío.
Dejé de vivir
en esta ciudad hace quince años con la promesa boba de regresar en
tres: así entendí que lejos está el destino de las pretensiones personales.
Sí. El destino está muy lejos de las pretensiones personales.
ResponderBorrarUn abrazo.
Hay tantas cosas que salen de nuestro control, definiciones que nos exceden. Hace años que quiero alejarme de la ciudad y aún estoy aquí.
ResponderBorrarSaludos.
libérate y continúa soñando mi estimada poeta.
BorrarSaludos para ti.
Entre lo deseado, los planes, y las realidades, qué largo camino puede haber, pero el crecer entre una convivencia de mentiras, me parece que es realmente malo para un niño.
ResponderBorrarPorque las verdades no salgan tan caras. Un abrazo y feliz tarde, desde un acá soleado.
Esas verdades, a veces, son ciertas; a veces, no nos hacen ser feliz.
BorrarUn abrazo silencio, pero que llegue esplendoroso.
El destino marca las líneas a seguir que pueden no ser el camino deseado.
ResponderBorrarSaludos.
El destino nos marca caminos, en nosotros está en saber escoger.
BorrarMi saludo cordial, Alfred.
Eres muy amable, Sara.
ResponderBorrarotro abrazo para ti.
De acuerdo, Julio David, pero ¿por qué nuestras pretensiones son menos protagónicas? ¿Por eso que llaman libre albedrío?
ResponderBorrarabrazo amigo.
Aveces hay que desafiar al destino y tratar de ser feliz. Saludos amigo.
ResponderBorrarLas promesas que se hacen son las únicas que pueden romperse...
ResponderBorrarSaludos,
J.
Lo convenido, debe ser cumplido. Tal cual.
BorrarSaludos, J.
en todo desafío tenemos que ser consecuentes.
ResponderBorrarMis salud-os