Cava es
la denominación que se le otorga a los vinos espumosos elaborados por medios
tradicionales. El regalo que nos hace el prolífico médico y escritor mexicano
Ortiz Soto, es una sobria recopilación de sus mejores cosechas escritas entre
los años 2012 a 2017. Y como si fuera poco, se desprende de su Reserva personal
para cerrar este libro escrito con tinta electrónica para cohabitar en el mundo
2.0
En otras
palabras, estamos hablando de breves historias agrupadas, pero con autonomía
propia, entre ellas: «No estar en un laberinto», «Pistas», «Intuición
femenina», «Capitulación», «Desembarco», «El coyote», «Caballero andante»,
«Bandeja de plata», «Objeto sexual», «Vocación», «Hicieron el amor toda la
tarde», «Juicio», entre otras minificciones para ser leídas en soporte digital.
Para el
caso, y según los preceptos de la narrativa breve, nos encontramos con una
variedad de microrrelatos finos que, por su dulzor, finura y cuerpo, el lector
no podrá contenerse ante el arte súbito y preciso porque a decir de este
historiador de historias ninguno podrá decir: «de esta historia no beberé».
Valga decir, que los minicuentos aquí agrupados bajo la etiqueta de la
escritura mínima, son igual al vino, pues en la medida que se leen, aumentan la
expectativa en su propio espacio ficcional; pero cuidado, si padeces de
ligerezas, mejor consulta con el médico, porque no se trata de eso, sino de ser
atemperado ante la presencia de ciertos síntomas propios del considerado cuarto
género literario narrativo, tales como la intertextualidad, la ironía, el
sarcasmo, la cotidianidad inmersa en sus personajes, los giros imprevistos y
otros componentes más. En últimas, elegir entre los textos madurados por el
tiempo no son la mejor opción, es más saludable quedarse con toda la cosecha
porque hacen provecho al cerebro en estos convulsos tiempos, donde los lectores
disponemos de mucha información y poco tiempo para leer. Saber narrar es propio
de quien escribe minificciones, y más, cuando con buena tinta oculta en cada
palabra una historia.
Una reseña que promete caldos de enorme valor, me gusta la similitud que has usado.
ResponderBorrarUn abrazo y por este lunes de mi orilla, y de la tuya
Mari, como lector me veo tentado a dejar mi opinión de inexperto reseñador. Un ejercicio de la maestría que me quedó gustando. Nada académico, eso sí, pensado en quienes nos gusta no solo leer, también escribir. Entre algunos estás tú.
ResponderBorrarMi abrazo parte de este lado para ir al tuyo y saludarte.