domingo, 26 de abril de 2020

Reseña literaria

Cava de minificciones, José Manuel Ortiz Soto. Bogotá: El Taller Blanco Ediciones. 2020. 86 p.

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Cava es la denominación que se le otorga a los vinos espumosos elaborados por medios tradicionales. El regalo que nos hace el prolífico médico y escritor mexicano Ortiz Soto, es una sobria recopilación de sus mejores cosechas escritas entre los años 2012 a 2017. Y como si fuera poco, se desprende de su Reserva personal para cerrar este libro escrito con tinta electrónica para cohabitar en el mundo 2.0

En otras palabras, estamos hablando de breves historias agrupadas, pero con autonomía propia, entre ellas: «No estar en un laberinto», «Pistas», «Intuición femenina», «Capitulación», «Desembarco», «El coyote», «Caballero andante», «Bandeja de plata», «Objeto sexual», «Vocación», «Hicieron el amor toda la tarde», «Juicio», entre otras minificciones para ser leídas en soporte digital.

Para el caso, y según los preceptos de la narrativa breve, nos encontramos con una variedad de microrrelatos finos que, por su dulzor, finura y cuerpo, el lector no podrá contenerse ante el arte súbito y preciso porque a decir de este historiador de historias ninguno podrá decir: «de esta historia no beberé». Valga decir, que los minicuentos aquí agrupados bajo la etiqueta de la escritura mínima, son igual al vino, pues en la medida que se leen, aumentan la expectativa en su propio espacio ficcional; pero cuidado, si padeces de ligerezas, mejor consulta con el médico, porque no se trata de eso, sino de ser atemperado ante la presencia de ciertos síntomas propios del considerado cuarto género literario narrativo, tales como la intertextualidad, la ironía, el sarcasmo, la cotidianidad inmersa en sus personajes, los giros imprevistos y otros componentes más. En últimas, elegir entre los textos madurados por el tiempo no son la mejor opción, es más saludable quedarse con toda la cosecha porque hacen provecho al cerebro en estos convulsos tiempos, donde los lectores disponemos de mucha información y poco tiempo para leer. Saber narrar es propio de quien escribe minificciones, y más, cuando con buena tinta oculta en cada palabra una historia.

2 comentarios:

  1. Una reseña que promete caldos de enorme valor, me gusta la similitud que has usado.

    Un abrazo y por este lunes de mi orilla, y de la tuya

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  2. Mari, como lector me veo tentado a dejar mi opinión de inexperto reseñador. Un ejercicio de la maestría que me quedó gustando. Nada académico, eso sí, pensado en quienes nos gusta no solo leer, también escribir. Entre algunos estás tú.
    Mi abrazo parte de este lado para ir al tuyo y saludarte.

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